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El juez mano de hierro que a sus 63 años debutó como jugador profesional de baloncesto

Octavio Carrillo Carreño

Este fin de semana el juez Octavio Carrillo generó polémica por su debut en la liga de baloncesto.

“Seguiré jugando hasta que mi cuerpo resista”, dice el juez Octavio Carrillo Carreño mientras se amarra los tenis para iniciar el entrenamiento con Cóndores de Cundinamarca hacia las nueve de la noche en el Coliseo La Luna de Chía.

res horas antes, Carrillo, quien es el juez segundo del circuito penal de Bogotá, terminó una audiencia por el caso de una mujer privada de la libertad por narcotráfico, se quitó la toga y se puso el uniforme de entrenamiento azul rey, que lo identifica como jugador de este equipo profesional.

Octavio Carrillo Carreño

Los jugadores de Cóndores de Cundinamarca entrenan en el Coliseo La Luna en Chía.

Luego de atravesar la capital, llegó al lugar de entrenamiento una hora antes de iniciar la práctica e hizo 150 tiros al tablero de media distancia para calentar. Esto, con la misma mano que ha sentenciado centenares de casos como los 23 testaferros de los hermanos Rodríguez Orejuela, el caso del exsenador Ciro Ramírez o la hermana del exparamilitar Juan Guillermo Monsalve.

Además de su trabajo en los estrados judiciales, este domingo, el juez Carrillo se convirtió a sus 63 años en el jugador más longevo en disputar un partido en la Liga Profesional de Baloncesto de Colombia, generando opiniones divididas.

El alero del equipo profesional lleva 45 años de servicio en la Rama Judicial.

La entrada al equipo

Su pasión por el derecho, ha estado ligada al baloncesto. Los Cóndores de Cundinamarca, son conocidos como ‘El equipo de las oportunidades’ por su convocatoria abierta al público previo a cada torneo en el que eligen a los mejores jugadores para ingresar al plantel.

A inicios de septiembre, se inscribieron 75 jugadores entre los 18 y 30 años. El juez  Carrillo, un hombre de 1,70 metros de estatura, cabello canoso, bigote color negro y de contestura gruesa, ya venía entrenando con el equipo, pero quería jugar profesional y se inscribió.

“Realizamos el test de resistencia aeróbica, agilidad, fuerza dorsal, brazos, abdominal, coordinación viso manual y viso pédica. Todas las aprobó Octavio y quedó entre los 15 elegidos. En la que más se destacó, fue tiros de media: obtuvo 67% de precisión”, dice Cristian Danilo Lizarazo, entrenador de Cóndores.

Incluso, sus 16 compañeros, que no superan los 35 años, lo referencian como un líder que refleja la disciplina y exigencia durante los entrenamientos y los partidos.

Los inicios de Carrillo en el baloncesto

Su pasión desde jóven era el fútbol. Sin embargo, a los 14 años tuvo una fractura en el pie izquierdo que le impidió seguir jugando a este hincha de Millonarios. A los 17 años, dejó ese deporte a un lado y se inclinó por la pelota naranja.

“El deporte en Colombia no daba mucho dinero, entonces mis papás me dijeron: ‘estudias o juegas’. Elegí el estudio”, indicó el juez quien intercalaba sus entrenamientos, con la carrera de Derecho en la Universidad Libre de Bogotá.

Bajo la dirección del entrenador y jugador chocoano, Guido Mosquera, capitán de la Selección Colombia de 1981 a 1992 y considerado el padre del baloncesto en este país, Carrillo perfeccionó su técnica.

Octavio Carrillo Carreño

El jugador Octavio Carrillo Carreño, juez penal.

“Madrugaba a las 5 de la mañana para entrenar en mi universidad, iba a clases y en la tarde de 6 p. m. a 10 p. m. jugaba en la cancha de mi barrio”, recuerda Octavio, quien es seguidor de Stephen Curry, Michael Jordan y Kobe Bryant.

Después de graduarse, fue nombrado como juez en Arauca, por el Tribunal Administrativo del Meta y logró seguir trabajando, hasta el 2001 cuando fue amenazado y se vio obligado a salir del país. Su carrera y el deporte, tuvieron una pausa en su vida.

Un año después, volvió como profesor en la Universidad Libre. Lugar en el que retomó el ritmo para jugar baloncesto con estudiantes, egresados y profesores.

En los despachos judiciales tiene fama de ser un juez de carácter y en audiencias más de un abogado de las partes se ha llevado sendos regaños del funcionario judicial. Por los procesos que han pasado por su despacho ha llegado a tener problemas de seguridad por lo que en momentos de su larga carrera judicial ha contado con esquemas de seguridad del Estado.

El debut

La jornada comienza temprano para Carrillo. Su compromiso como juez es indiscutible, pero su pasión por el baloncesto lo ha llevado a un camino paralelo, donde su espíritu competitivo sigue ardiendo con intensidad.

Cada día, después de sus deberes, Carrillo se entrega por completo al entrenamiento. La cancha se convierte en su santuario, el lugar donde los años se desvanecen y la energía juvenil regresa a su cuerpo.

En los entrenamientos, Carrillo juega como alero, destacándose por su habilidad para mantenerse ágil y en forma. Esencial para su rendimiento en la cancha. Su experiencia como juez le ha enseñado la importancia de la precisión y la toma de decisiones rápidas, habilidades que lleva consigo en cada juego.

“La idea es darle minutos poco a poco. Que viva la experiencia del debut y que tenga las sensaciones que necesita para su crecimiento como deportista”, explicó el entrenador Lizarazo.

Y la combinación de su trabajo como juez y su pasión por el baloncesto no es tarea fácil. Las largas horas de audiencias y deliberaciones son agotadoras, pero Carrillo no se rinde. Su agenda apretada no le impide dedicarse a su otra vocación. Es un equilibrio delicado, pero él lo ha perfeccionado con el tiempo.

El escenario de esta gesta deportiva fue el Coliseo El Salitre de Bogotá, donde los Cóndores de Cundinamarca se enfrentaron a los Titanes de Barranquilla.
“Da susto que te digan que entrarás contra Titanes, uno de los mejores en Colombia”, dijo Carrillo.

El momento cumbre llegó en el último cuarto del partido, cuando el equipo de Cundinamarca estaba en desventaja por una diferencia de 25 puntos. A pesar de las circunstancias adversas, el entrenador decidió darle ingreso a Carrillo, quien lucía la camiseta número 7 en su espalda.

“Es un logro de todos mis años como deportista. Todos los que amamos este deporte, esperamos esa oportunidad”, señaló Carrillo quien estuvo un minuto y 45 segundos en cancha y, aunque no aportó puntos o asistencias, intentó tirar a la cesta en tres ocasiones.

“Jugué lo que pude. Amo el baloncesto y mi profesión. Seguiré entrenando y con la rutina con mi equipo con la misma disciplina de toda mi vida. Aún no sé qué pasará después del torneo”, concluyó Octavio.

Él, es abogado de la Universidad Libre, especialista en derecho penal, procesal, constitucional y administrativo y magíster en Derecho Penal. Quiere seguir jugando, hasta que su cuerpo resista, y llevar el mensaje de que la edad es solo un número cuando el corazón y el espíritu siguen dispuestos a competir y a soñar.

By dPrimeramano

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