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A colin farrell el mal de su hijo, el síndrome de angelmal, sacó lo mejor de él

La vida de Colin Farrell cambió para siempre cuando supo que su hijo tenía el síndrome de Angelman, un mal irreparable que transformó para bien al actor de The Batman.

Hoy se celebra el día Mundial del síndrome de Angelman un extraño e irreversible mal que ocasiona discapacidad del desarrollo y síntomas neurológicos. Colin Farrell, quien sorprendió al mundo con su transformación impresionante cuando interpretó a El Pingüino en la película The Batman sabe perfectamente qué es vivir con este mal y cómo sobrellevarlo, pues su hijo James, de 19 años, lo padece.

Colin Farrell interpretó a el pingüino en The Batman

Colin Farrell interpretó a el pingüino en The Batman

Foto: EFE – JASON SZENES

Aunque cuando el niño, siendo aún un bebé, fue diagnosticado la noticia se convirtió en algo muy difícil, Colin hoy sabe que la enfermedad de su hijo se convirtió en un gran lección de vida.

Así transformó la vida de Colin Farrel el síndrome de Angelman

James, que nació en septiembre del 2003, fue el gran inspirador para la transformación personal del actor, uno de los chicos malos de Hollywood conocido por sus excesos y romances. El pequeño fue diagnosticado con este raro trastorno neuro genético a los 7 meses de vida, cuando se hizo evidente que su desarrollo no era normal. Aunque su risa era constante, el bebé no gateaba, ni balbuceaba, presentaba trastornos en el sueño y gran dificultad para mantener el equilibrio.

Esta situación sacó lo mejor de Farrell, quien tomó la decisión de ser un padre presente y comprometido con la crianza de su hijo, cambiando su vida personal, ya que además de ser noticia por sus películas, el actor llevaba una vida disipada. En su momento People calculó que en dos semanas llegaba a consumir “veinte píldoras de éxtasis, cuatro gramos de cocaína, tres botellas de whisky, doce de vino y 30 litros de cerveza y 280 cigarrillos”.

La situación de su hijo para Colin, lejos de ser una pesada carga, se convirtió en oportunidad de vida. “El nacimiento de James, su existencia, ha sido para mí una bendición, no un peso. Gracias a él he madurado, he crecido, me he convertido en una persona más profunda, entiendo mejor el sentido de la existencia”, relató la estrella de cine a la revista OKSalute.

La entrega de Colin por su hijo y lo que este necesita llevó al actor a trabajar para que cuando el joven cumplió 18 años siguiera bajo su cuidado. Farrell y la madre del menor, Kim Bordenave, realizaron formalmente esa solicitud a un tribunal. Esta petición garantiza que el actor irlandés siga ejerciendo de padre y tome las decisiones adecuadas pese a la mayoría de edad de James, quien no puede cumplir con sus propias necesidades, así mismo las decisiones médicas. En su solicitud, explicaron que el joven “no habla y tiene problemas con sus habilidades motoras finas, lo que lo hace incapaz de cuidar adecuadamente su propia salud física y bienestar y requiere que necesite ayuda para preparar la comida, comer, bañarse y vestirse él mismo”.

Farrell, quien durante años guardó silencio sobre la condición de su hijo, se ha mostrado más abierto al tema compartiendo emotivos momentos personales. En una gala de la Fundación para la Terapia del Síndrome de Angelman, el actor recordó un emotivo día con su pequeño, cuando este caminó a los 4 años. “Nunca lo olvidaré. Los primeros pasos de un niño es siempre una experiencia muy profunda, en especial cuando te dicen que tu hijo podría no caminar y luego tu hijo sí camina”

Qué es el síndrome de Angelman que padece el hijo de Colin Farrell

El síndrome de Angelman, que afecta a James Padraig, es un trastorno genético que ocasiona discapacidad del desarrollo y síntomas neurológicos. Usualmente es detectado cuando los padres notan evidentes retrasos en el desarrollo de los niños, como son la imposibilidad de caminar, moverse o lograr el equilibrio, ausencia de gateo o balbuceo, mínima capacidad del habla y sonrisas y carcajadas frecuentes. Aunque no tiene cura, existen tratamientos que incluye medicamentos anticonvulsivos y terapias para ayudar a mejorar el desempeño diario. Las personas con este síndrome pueden vivir un período de vida cercano a lo normal. Muchas logran interactuar socialmente, pero, aunque pueden aprender ciertas tareas, deben vivir con supervisión ya que no pueden valerse por sí mismas.

By dPrimeramano

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